Cuando escribí, y publiqué, esto, en Planetas Prohibidos, habían varios puntos que, a día de hoy, han cambiado. Algunos, para la actualización del artículo, han sido retocados (tema ebooks, tablets, libros digitales, etc), mientras que otros he decidido dejarlos tal y como se publicaron; me refiero, por ejemplo, al tema de libros, cómics, películas, etc. Desde entonces, se ha publicado o estrenado muchísimo material, pero he preferido (cuando la referencia no sea excesivamente obsoleta) dejarlo como estaba o, todo lo más, añadir alguna referencia más actual.

Puedo asegurar que leo desde muy pequeño; creo que cuando yo nací, mi padre se apuntó al ahora extinto Círculo de Lectores, con lo que podía decirse que llegué con un libro debajo del brazo y en este momento llevo leyendo, por tanto, desde hace ya mucho tiempo. En casa de mis padres siempre ha habido libros, y siempre he estado con uno u otro en las manos, igual que con cómics o tebeos. Ahora, en mi casa prácticamente ya no caben, problema agravado por los volúmenes recibidos por mi faceta como reseñador literario (en este momento, tengo cientos de libros en cajas, esperando que me traigan y monten unas librerías que adquirí en IKEA antes de la pandemia pero que debido a la crisis del COVID-19 todavía no he recibido). Por suerte, a día de hoy ya está totalmente instaurada la lectura digital (lo cual alivia un poco el problema de espacio), mediante diferentes dispositivos, medios y métodos. No vamos a entrar aquí (tal vez lo hagamos en otro artículo) sobre la comodidad, los precios, la disponibilidad, las diferencias en general entre el volumen impreso y el digital, igual que tampoco vamos a hablar de canales de distribución (hay un artículo que escribí sobre el tema, que también hay que revisar y retocar debido al comercio electrónico, Amazon, etc). No, vamos a hablar del libro de ciencia ficción (o de género fantástico) y de los cómics, en general, fuera de formatos, distribución, etc.

Debido a todo lo que estoy comentando, podéis daros cuenta, tal vez, de que mis hábitos de lectura han sido muy diversos, e igual podía estar leyendo a V. Blasco Ibañez que a Dostoyesky; a Gabriel García Márquez que a F. Kafka; a Miguel Delibes que a H. P. Lovecraft; a Quevedo que a Isaac Asimov… Asimov, Arthur C. Clarke, Robert Heinlein podría decirse que fueron mis primeras lecturas de ciencia ficción, como las de muchos otros, sobre todo en España, pues eran de los pocos (poquísimos) autores del género que llegaban hasta aquí. Porque como a veces comento con gente que no lee ciencia ficción ni cómics, opino que el problema es que España se ha considerado a sí misma, a pesar de los reiterados bajos índices de lectura, un país digamos “culto”. ¿Qué quiero decir con ello?; pues que históricamente por un lado, y por causa de los 40 años de represión sufridos por otro, la llamada literatura “de evasión” estaba (¿está?) mal vista; en un país con autores como Quevedo, Lope de Vega, Cervantes, Fernando Rojas, Calderón de la Barca, Miguel de Unamuno, Leopoldo Alas Clarín… y obras universales como, por citar una, El Quijote, ¿cómo vamos a perder el tiempo en novelas de batallitas espaciales y viajes entre mundos? (esto, a su vez, da para un artículo sobre las “novelas de a duro”, pero para ello os remito a los excelentes artículos de Jose Carlos Canalda en la web NGC 3660). Eso mismo se puede aplicar a los cómics/novelas gráficas; ¿cómo vamos a estar perdiendo el tiempo viendo dibujitos de gente que vuela y levanta coches? Porque no nos engañemos, la concepción que tiene la gente alejada de todo esto es: batallas de naves en el espacio, y gente que vuela y derriba edificios. Como digo, pienso que se debe a los cuarenta años en lo que todo lo “evasivo” estaba prohibido, a menos que ensalzara el “régimen”, y máxime si venía del extranjero, y a la sensación como pueblo de que un país que ha dado luz a autores y obras como las arriba mencionadas, no puede ser un país que se “rebaje” a evadirse viendo dibujitos y viajando por el espacio. Pero ahí tenemos los ejemplos de Francia, Bélgica, y otros países europeos donde los cómics son considerados un arte más, y muchos de nuestros autores de ciencia ficción y fantasía son mucho mejor considerados que aquí, publicando sus obras antes que en su propio país.
En este momento, en que estoy reseñando bastante cómic “franco-belga”, todo esto que vengo comentando lo tengo mucho más claro. Ahí tenemos a Tintín, Spirou, Los Hombrecitos, Chick Bill, Gastón el Gafe, Astérix, Lucky Luke, Blueberry, Metal Hurlant, Marsupilami…

Pero claro, no toda la ciencia ficción ni los cómics son como creen los no aficionados al género; y lo que es curioso, cuando un autor de literatura digamos “general” utiliza un tema que los aficionados ya hemos leído bastantes veces, se suele ensalzar la obra (estoy pensando en La Carretera, Las Intermitencias de la Muerte, Ensayo sobre la Ceguera, etc). Estoy de acuerdo en que mucha gente conoce la ciencia ficción por las películas, y que en pantalla queda mucho mejor una película estilo La Guerra de las Galaxias, Avatar, Matrix, etc, que por ejemplo El Libro de los Cráneos (Robert Silverberg), o El Dragón en el Mar (Frank Herbert), La Muerte del Caos (Joanna Russ), Opus Dos (Angélica Gorodischer), Computer Conecction (Alfred Bester), etc.
Es decir, en la pantalla lo que prima son los efectos especiales, por encima de la historia, aunque ahora, con la proliferación de plataformas digitales, se están adaptando obras, tanto literarias como de cómic, impensables hace unos pocos años. Pero sigue, de momento, primando la Gran Pantalla para el cine espectáculo, el de mucho “CGI”. Para esto, basta comprobar los cambios entre las obras literarias y sus adaptaciones a la pantallas de Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas/Blade Runner, 2001 una Odisea Espacial, Yo Robot, El Hombre Bicentenario, Dune, Desafío Total/Podemos Recordarlo Todo por Usted, Los Superjuguetes Duran Todo El Verano/Inteligencia Artificial, etc. Aquí, en esta actualización del artículo, podríamos meter las adaptaciones de obras surgidas del cómic, siendo la más “paradigmática”, tal vez, “Watchmen”, pero sin olvidarnos del Universo Cinematográfico Marvel ni del DC Universe. Y nos viene muy bien como ejemplo de todo lo comentado dado que las obras en pantalla grande tienden más al espectáculo por el espectáculo, mientras que las adaptadas a televisión (HBO, Netflix, Disney, etc) tienen otro ritmo, otra narrativa (otros efectos especiales, también).

Pero evidentemente, no toda la ciencia ficción es así. Muchos de los que estén leyendo este artículo, y más en este momento, supongo que lo tendrán claro; y si no, solamente con leer las obras en las que están basadas dichas películas bastaría con ver la diferencia.
¿Y en cómics?; pues más o menos igual. A día de hoy, parece que el más conocido por el público en general es el cómic superheroico, el cómic que como antes comentábamos, va de gente que puede volar, derribar edificios (y, por los dibujos animados, el “manga”; pero tal vez en otra ocasión hablemos del tema de dibujos animados). Aquí puntualizo de nuevo; gracias a editoriales como Dolmen, Astiberri, Dibbuks, Isla de Nabumbu y unas cuantas más, se están dando a “re” conocer ciertas obras, tanto europeas como norteamericanas gracias a sus recopilaciones. De todas maneras, volvemos al artículo original, en el que comentaba que la mayoría del público conoce los cómics por los superhéroes (o el manga); bien, es una enorme restricción pensar eso. Como en el tema de la ciencia ficción, comento esto desde el punto de vista de la gente con la que hablo, y las conversaciones que mantengo con ellos. Les hablo de cómics como Arrugas, de Paco Roca, donde se trata de la problemática del alzheimer; de María y yo, de M. Gallardo, que trata sobre el autismo, personificado en la figura de su propia hija; de Contrato con Dios (y más específicamente de La Vida en la Avenida Dropsie), de Will Eisner; de Freddie y yo, de Mike Dawson, que nos cuenta la historia personal del autor desde la perspectiva de su pasión por la música de Queen, y su admiración por Freddie Mercury; de Maus, de Art Spiegelman, que narra la historia de su padre, judío, durante la segunda guerra mundial, de Una posibilidad, de Cristina Durán y Miguel Ángel Giner, que nos narra el día a día de convivir con la enfermedad de su hija . Y podríamos seguir, al igual que con la ciencia ficción, con montones de ejemplos más.

Pero es un tema que sí, es interesante como punto de vista para exponer al profano en el asunto, pero sin ánimo de convencer a nadie. Reconozco que me suelo “apasionar” si mi interlocutor tacha de “tonterías” los temas que a mí me gustan, sin conocimiento previo del tema. Aunque hoy en día, con la proliferación de plataformas digitales, canales de televisión, internet, comercio digital, etc, tal vez esto quede reservado a personas que se han quedado ancladas en un cierto momento y pensamiento, habiendo avanzado y evolucionado el resto. Entonces comenzamos un diálogo donde expongo todo lo anteriormente comentado, pero sin ánimo de convencer, sino solamente de que conozca. Porque, como he dicho al principio, desde muy pequeño soy lector y cosas que conocidos míos tal vez estén leyendo ahora, puede que yo ya las leyera en su momento. Reconozco que la mayoría de lo que leo es género fantástico, y cómic (esos cómics que llevo comentando desde hace rato) y, a veces suelo decir, medio en broma medio en serio, que para leer “realismo” ya veo los telediarios, leo la prensa, etc; pero como digo, no es totalmente en serio y, aunque lea mucho fantástico, no estoy en absoluto cerrado a otras temáticas, como puede verse en las listas de los libros que leo que periódicamente y que voy poniendo en mis blogs, y en lo que he comentado sobre mis lecturas en los primeros párrafos.
En resumen, un tema interesante el de defender “nuestra” lectura a los profanos, pero sin ánimo de convencer; entre “nosotros” ya surgirán otros temas como por ejemplo la defensa de C (ciencia ficción “científica”) o L (CF literaria); o si Robert A. Heinlein era fascista, si la Ciencia de la ciencia ficción tiene que ser “real”, etc.
J. Javier Arnau
3 comments
Artículo muy completo ,incluidas tus vivencias !!!..Seguimos aprendiendo cosas cada día… Gracias.
Ah… gracias…
SalU2
[…] Hace poco, publicamos aquí mismo un artículo, reflexión personal, sobre qué son la ciencia ficción, y los cómics, para el no aficionado. Podéis recordarlo directamente pinchando aquí […]