Título original:
Hounds of love
Terror. Cine de autor.
Australia 2016
Disponible en Filmin.
Sinopsis:
Desobedeciendo a su madre, la joven Vicki, decide escapar de casa y acudir a una fiesta. De camino a ella, será secuestrada.

Reseña:
En los primeros veinte minutos, “la niña bien”, hace todo lo que no se debe hacer: sube a un coche de desconocidos, acude a la casa de éstos, no contenta con ello, le ofrecen alcohol y hierba y, ¡cómo no!, ella acepta. Pues bien, viéndome en esta tesitura, esperaba encontrarme con un thriller de terror del montón, al estilo ‘No Respires’ o ‘Green Room’, ambas deleznables. Quizás con un poco de suerte podía disfrutar en el caso de que se las hicieran pasar muy putas a la chavala con algo de «Torture Porn» al estilo ’31 de Rob Zombie’. Mi sorpresa es que a medida que la película va avanzando va sufriendo diversas metamorfosis. La peli comienza con referencias continuas al Zodiac de Fincher, para pasar a una violencia contenida al estilo Haneke, para acabar con auténtico cine de autor intimista en el que el secuestro acaba siendo un “mcguffin”. Lo que menos te importa ya es qué carajos van a hacer con la “teenager”. El director, Ben Young, con sus continuas metáforas y moralejas, nos inicia con mirada retrospectiva hacia una falsa justificación de los hechos, basada en lo puta que es la vida y lo jodido de las relaciones humanas. ¡Véis cómo para pasar miedo de verdad, no hace falta que esten todo el rato con los sustitos de los cojones, aprendan señores!
La peli, durante su hora y media, se la pasa huyendo como de la peste de estereotipos simplones que a veces conlleva el género, lo cual la convierten en una peli no apta para todos los públicos, insistiendo una vez más, que no por su violencia, sino más bien por su complejidad.