Al no ser espectador de películas como “Déjame salir”, o “Nosotros”, tal vez me esté perdiendo una parte sustancial del contenido, de la intención, de “Territorio Lovecraft”. Por otro lado, del autor del libro en el que se basa la serie, Mat Ruff, solamente he leído “Alcantarillado, gas y electricidad”, del que únicamente recuerdo que me gustó, y que era bastante raro. De Lovecraft sí, del autor, su “círculo”, y su obra tengo bastante más conocimiento.

Hace poco vi la serie “Watchmen”, que comparte con la que estamos comentando el tema del racismo en los EEUU, los disturbios raciales y las leyes eminentemente racistas que imperaban… o imperan en los USA. En este caso, la serie se ancla en los años 50, cuando esas leyes podríamos decir que estaban en su apogeo. Un nexo de unión con Lovecraft era el profundo miedo que le producía al escritor todo lo que era diferente, lo que venía de fuera, lo que no se ajustaba al modelo de sociedad que él tenía en mente; ¿racismo?: dejaremos esta discusión para otro momento, tendríamos que buscar biografía, bibliografía, entrevistas, etc, para poder situarnos en un bando u otro de la discusión. Dejo el tema ahí, no entro en estos momentos en ese aspecto de Lovecraft, a pesar de que he estado ojeando unos datos sobre el tema, por si alguien quiere comentar algo.
Pero si ese miedo a lo exterior, a lo desconocido, era tema común el Lovecraft, el racismo es un tema que últimamente está volviendo de forma recurrente, y violenta (claro, van intrínsecamente unidos) tanto a las pantallas de nuestras televisiones (ya sea en las noticias, o en las series de las diferentes plataformas) como a los cines y a la literatura (incluyo cómics).
Con todo esto, y recuperando el primer párrafo de este artículo, reitero que no he visto las películas comentadas por lo que la parte del terror (¿psicológico?) y antirracista (sobre todo, me parece que en “Déjame salir”) me es un tanto ajena cuando me meto a ver (y comentar) “Territorio Lovecraft”.

En el capítulo que he visto, el primero, no hay más disponibles, todo gira en torno al racismo, y a la literatura “pulp” y de terror. En unos USA a mediados de los años 50 del pasado siglo, el monstruo que más miedo da (como ahora) es el propio hombre. Sobre todo, a la población de color del país, que puede ser cazada casi impunemente por sus paisanos blancos. A todo lo que conocemos del racismo (zonas del autobús para gente de color, entradas diferentes en los locales, etc), se le suman (al menos yo no las conocía) “ciudades” (y condados) del ocaso, en las que está prohibido que los negros permanezcan al anochecer; imaginad qué les puede pasar. En este escenario, el protagonista tiene que efectuar una búsqueda por territorios harto peligrosos para los de su raza, acompañado por una amiga y su tio, editor de una guía de lugares seguros para los negros en el país (restaurantes, hoteles, etc). Buscan al padre del protagonista, desparecido en extrañas circunstancias. Atticus Freeman, el protagonista, es un ferviente lector de las novelas pulp, unos libros que años atrás su padre intentó que dejara para leer cosas más serias. Todos son conscientes que dicha literatura, hija de su tiempo, tiene tintes racistas y xenófobos, pero que al mismo tiempo proporcionan una evasión muy necesaria en esos momentos. Entre esos autores, Lovecraft, cuyos libros están siendo editados por Arkham House: y Atticus, en la última carta de su padre, cree reconocer ese nombre como el último lugar al que acudió su padre, aunque realmente será Ardham… que no aparece en los mapas oficiales. Sin embargo, sí que encontrarán el condado donde se sitúa, en Nueva Inglaterra. Comienzan así el viaje de búsqueda, en el que se encontrarán con el monstruo del racismo, y sus acólitos blancos. Ese es el mayor terror de este capítulo… aunque casi al final aparezcan monstruos de verdad, y se desencadenen el horror y los momentos de pavor y suspense. Pero, hasta ese momento, lo que sostiene el capítulo es la sensación miedo, de pánico del ser humano de un color a otro de diferente color, con unas leyes que justifican y amparan a este último por un detalle tan nimio como la pigmentación.

De momento, para mí es poco. Como ejemplo, “Watchmen” desarrollaba ese tema de manera totalmente diferente, a lo largo de los capítulos y, aunque fuera uno de los temas centrales alrededor del cual se desarrollaría la serie, y algunos capítulos incidían mucho en ello, lo iba entremezclando con el resto de temas; claro, ahí tenían como base el material de la película y de los cómics, por lo que podían manejar varios hilos a la vez, dándole mayor o menor importancia en un momento dado según la trama requiriese. Sin embargo, de momento, en “Territorio Lovecraft”, con un solo capítulo en el aire, la balanza la veo muy desequilibrada, tira en exceso del tema del racismo, y poco del tema “Lovecraft”; como digo, no conozco la novela de la que parte, la que adapta, por lo que no sé hacia donde virará en próximos episodios. Si no sucede nada, los veré (espero) pero, de momento, este primero no me ha llegado a enganchar.