Rebelión en la granja.

Sinopsis:

Los animales de una granja en Inglaterra se rebelan contra la esclavitud a la que están sometidos por parte de los humanos. Liderados por un cerdo llamado Napoleón crean un nuevo régimen animalista más libertario e igualitario.

Reseña/opinión personal:

Una fábula satírica que en su edición definitiva ‘DEBOLSILLO’ desarrolla esta disección antropológica de cómo los comunistas líderes de la Unión Soviética, quienes derrotaron al  nazismo, con el tiempo y con la condescendiente actitud de Occidente, cambiaron su idealista pensamiento por un totalitarismo déspota y tirano.  

De convencidas ideas socialistas pero con espíritu crítico, mientras Stalin cambiaba su alianza con Hitler por una nueva alianza con el Imperio británico, George Orwell escribió ‘Animal Farm’ en plena Segunda Guerra Mundial. 

Cerdos, caballos, perros, gallinas, y cada uno de los animales que aparecen en el relato novelado de Orwell, representan los distintos agentes políticos y sociales que formaron parte de los hechos anteriormente citados.

Acusado de ‘trotskista’, sus obras son fruto de sus experiencias personales en las que luchó contra el fascismo en la guerra civil española, también a favor de la clase obrera, dejando constancia de su continua pérdida de derechos. 

Aunque quizás estoy siendo un pelín pretencioso y algo osado, mejor que yo, el propio Orwell es quien con su prefacio explica cuáles fueron sus motivaciones para llevar a cabo una de sus obras más conocidas, junto a ‘1984’ y, a más, del excelente posfacio de Christopher Hitchens que nos descubre el recorrido histórico de  tan reconocida obra, disfrútenla. A destacar las traducciones de Marcial Souto Tizón y Miguel Temprano García. La icónica ilustración de la cubierta fue realizada por Shepard Fairey. El verdadero nombre de George Orwell es Eric Blair quien llevó una vida desgraciada y cuya familia ha cedido todos los derechos para esta cuidada edición llevada a cabo por ‘Penguin Random House Grupo Editorial’.

Sírvase su lectura para entender cómo falsos adalides de antes y de ahora han ido enterrando un pensamiento idealista pero sin duda realista: «El comunismo ha muerto, viva el comunismo».